El Metaverso de Stephenson difiere en varios puntos del que ideó el gurú de Facebook (ahora META, lo que puede darte una idea de cuán compenetrado está Mark Zuckerberg con este proyecto que hasta cambió el nombre de su icónica red social)
Para empezar, no hay virus, al menos no por ahora, que conviertan las lentes de VR (Virtual Reality o realidad virtual) en una imagen que pueda dañar al usuario físicamente y, si bien hay mundos para jugar, no todo en el metaverso es juego.
Cabe aclarar que hay otro antecedente de la novela de Stephenson en la que se habla de un universo virtual.
Esta novela de la que se hablará ahora brevemente inicia el subgénero de scifi, llamado cyberpunk. En 1984, se publicó Neuromancer, del escritor canadiense William Gibson, donde un pirata del ciberespacio (así se llama la VR de esta historia) trabaja para un oscuro oficial de los EE.UU.
(Armitage), para unir dos inteligencias artificiales en una súper IA, a cambio de curar un mal que tiene. Para eso, en una especie de matrix, debe derribar una barrera informática que impide que estas dos IA se unan... Ya te puedes imaginar de dónde surgió la inspiración para la película Matrix.